Alicia y el monumento de cereal.
El
monumento de cereal crece en su longitud y diámetro,
se
abomba de forma vertical hacia el cielo,
se
lo comen las palomas y animales eventuales del suelo,
vuelve
a crecer y se deforma en sus vértices,
busca
un horizonte que no existe
y
tiene una vida propia sin pretensiones
ni
elementos discordantes.
Busca
el placer y la desmemoria,
se
enreda en el cabello de Alicia y sus amigos imaginarios,
cree
en la voluntad inquebrantable de la delgada mujer
que
pretende no nombrarse más en los días que restan por vivirse.
El
monumento de cereal no contribuye con los impuestos,
no
honra a nadie,
ni
recuerda algún acontecimiento importante,
este
monumento es un plasma que crece como lava
y
a la par del pensamiento inequívoco de Alicia,
ella
sucumbe ante su imagen que se proyecta en el espejo,
ella
está de espaldas a él,
se
desfigura en el desierto hecho de dendritas y pavimento.
Es
fuerte el viento en estos días
pero
el monumento de cereal no se derrumba,
sino
que se aglutina por partes dentro de un todo estático
y
carente de hermosura.
Refleja
la crueldad y el amor a la vez.
Carmen Rosa Orozco.
De Bocetos para Alicia.
Fotografía de Anka Zhuravleva.
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