jueves, 7 de octubre de 2021

 

                                         Fotografía de Irina Dzhul.


Las 79 lunas de Júpiter marchitaron la conciencia de Alicia en el retrovisor.

 

Alicia me cuenta que habló con la  profesora Mónica Grady

de su aseveración sobre la existencia

de alguna forma de vida en Europa,

una de las 79 lunas conocidas de Júpiter

y como mis pulpos sobreviven en las heladas aguas bajo las capas de esa luna;

ser vegetariana ha causado estragos en mi flora intestinal

y en las barajitas coleccionables de microorganismos

que desestiman la luz solar en Marte,

todo ello apuntado en el cuaderno de notas de la científica

de manera estricta por mi caligrafía Palmer

ya que duda de los datos virtuales almacenados en la Nube

y en la memoria de elefantes transgenéricos;

mi ayuno voluntario me ha hecho partícula divisible

de la luz que viaja a 600 millones de kilómetros de la Tierra

siendo materia fecunda y celeste

para el alimento de seres inexistentes e interplanetarios.

Sospeché de mis otras vidas:

una adelantada en los siglos

como física cuántica

diseccionando lo indigerible y atroz,

de otra que enrevesó mis dedos

como dibujante de perfiles y pieles vibrantes

en una época desenfundada por revólveres de grafito,

o de una cantante  retro que escribe letras agonizantes de melancolía

perteneciente al género pop barroco

y que destila los segundos en las historias del Instagram,

o siendo un delfín rosado que gerencia

un hotel en Marbella

saltando así de la oficina

hacia un mar esplendoroso y sin métodos eficaces.

Pude ver en el Cronovisor oculto en el Vaticano

los planos circulares de un televisor del tiempo

construido por un monje benedictino, un Nóbel de Física y un ex nazi llevado a la Nasa,

eran las voces de Marcello Pellegrino Ernetti, Enrico Fermi y Wernher von Braun,

sus reuniones secretas fueron expuestas en la década de 1960

pero de nada sirvieron las precauciones,

con asombro y junto a Pío XII

pudimos escuchar

el acalorado discurso de Cicerón ante el senado romano en el año 63 a. C.

y ver pasajes de la angustiosa Crucifixión de Cristo,

a solas me conmoví por las lágrimas derramadas por Messi

al salir del Barcelona Fútbol Club,

así como,

lamenté la suerte de la desdichada  isla de Camila Guiribitey

una influencer que no podrá guardar en sus carteras Gucci

la Patria y Vida que faltó,

corría el año 2021 para esos acontecimientos.

Ellos consideraron inconclusa mi debilidad ante los eventos

como esa noche de 2019

cuando escuchaba a Lana Del Rey en Youtube,

recuerdo que llevaba una bata color salmón con encajes

solo se veían mis manos en el ordenador escribiendo:

I've been tearing around in my fucking nightgown

24/7 Sylvia Plath

Writing in blood on the walls

'Cause the ink in my pen don't work in my notepad

Don't ask if I'm happy, you know that I'm not

But at best, I can say I'm not sad

'Cause hope is a dangerous thing for a woman like me to have

Hope is a dangerous thing for a woman like me to have.

Tener otras miradas fue suficiente

en el reloj del tiempo de un país arrasado,

como gota de agua insalvable de un universo de luz

salvaje

cayendo en un pozo de deseos fragmentados,

sin discernir los días que pasan

sobre el trayecto invisible de los años,

agotando la escritura

y siendo la criatura más feliz que hayas conocido.

Alicia se balancea en las líneas hexagonales del no tiempo.


Del poemario: Bocetos para Alicia.

Carmen Rosa Orozco.




                                         

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