Un gato
ha herido a Sylvia,
Milena
trae una venda
la
alarga
envuelve
su dedo
donde
la herida
ahonda
el sol.
Luego,
cubro
su bajo vientre
reventado
por la sal,
es
flácido y guindante,
lo
cubrimos
de
amapolas
y sahumerio,
sus
hermosos senos
los envolvemos
con
flor de lis,
los
amamantaron mil minotauros insatisfechos
y
que no supieron maniobrar con sus desgracias.
Después,
envolvimos
sus piernas
hinchadas
varicosas,
destellantes
en el pasado,
se
han vuelto
bloques de cemento
y cal.
Por
último,
sumergimos
su cuerpo
en una bañera,
la
llenamos de
vientos y mareas
de
titilantes albedríos.
Se ha perdido para siempre Sylvia,
su
belleza y vigor.
Los
gatos han devorado a Sylvia,
y a
ella no le importa.
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