Un
tiempo exacerbado en la memoria.
Todo
se detiene.
Huir,
huir, huir,
el
vocablo más bello
dicho
por tus labios.
La
escasez puebla todo.
Es
evidente
el
afán de
tus
labios
para
hundirme,
sin
piedad.
Dónde
comienzan
los destrozos,
dónde
ahonda el
desatino.
Toda
oportunidad
fue
negada de
antemano.
Ayer
fracasé en
tus deseos,
en tu imaginería,
Camille, tu obra ronda
en mis ojos,
tu encierro acartona mis
manos,
es la sed de agosto,
es ese ruido que me
ensordece.
Cómo
no verlos,
cómo
no pisarlos,
sus maullidos
me
enloquecen,
su
urna
pudriéndose
en la oscuridad
flotando
cayendo
desmenuzando este
espacio
sin luz
con sombras
con temor.
Así
es todo en la penumbra
de la
mencionada Sylvia y sus gatos.
Carmen Rosa Orozco.
De Sylvia y los gatos.
Dibujo de Paula Bonet.
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